Estirando los números, en torno al medio millar de la eterna calle Álcala de Madrid, se ubica un parque con solera por estas fechas, donde el astro rey alardea de su poder para regalarnos pequeños adelantos de la primavera. La Quinta de Los Molinos es bien conocida por los madrileños gracias al florecimiento
de los innumerables almendros plantados en este parque. Después de su momento de gloria, llegará el decaimiento de la flor y el parque volverá a recuperar su rutina diaria de un pequeño lugar de descanso ideado por el arquitecto alicantino César Cort, al construir antaño, un jardín de tipo mediterráneo donde destacan principalmente los almendros y los olivos, sin olvidar a pinos, mimosas y eucaliptos.
Al parque se accede por la entrada de la c/ Álcala, muy cerca del metro
de Suanzes. A partir de ahí, un ancho camino supervisado por
plátanos nos lleva hasta la parte noble donde esta construido un palacete junto a otro edificio facilmente reconocible por su nombre, La Casa del Reloj. Los dos molinos que dan nombre al parque y se encuentran en esta zona y fueron adquiridos para facilitar el regadio del jardin (el parque contaba con dos arroyos que lo cruzaban). En esta parte, también se observa el denominado Campo de tenis, un ancho espacio para regocijo de los más pequeños. La estructura de un invernadero solo permite el paso del aire, desechando años mejores que se complementaban con un semillero cercano. Un par de estanques gemelos han sido precedidos por una pequeña laguna. Las caceras alimentaban el suministro del agua a diversas fuentes y otros estanques perdidos en el olvido.
Hace ya un año que llegue tarde al espectaculo del florecimiento, los arboles se habian sacudido los blanquecinos petalos, para revestir la desnudez invernal con el verdor que anuncia la llegada de la primavera. En esta ocasión he estado algo más atento y he podido disfrutar de la floración de estos arboles. El parque distribuido en diferentes secciones y los almendros disfrutan de su posición de privilegio, alineados en perfecto orden de formación y dispuestos a elevar su belleza según el tiempo les vaya dotando de altura, robustez y frondosidad. A día de hoy La Quinta de Los Molinos disfruta del reconocimiento de sus vecinos, con el paso del tiempo conseguirá acrecentarlo aun más, gracias al lento pero firme crecimiento de sus protagonistas. Dará gusto pasear dentro de veinte años por esta Quinta, hasta entonces habrá que esperar. De momento no tengo ninguna prisa.
Album Quinta de Los Molinos
Album Quinta de Los Molinos
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