14 de abril de 2021

Defensa cerrada

Segunda novela dedicada al comisario Kostas Jaritos, el protagonista de una serie policíaca creada por el autor griego Petros Márkaris; escritor de largo recorrido profesional y que sitúa las andanzas del susodicho en Atenas. Y ya hace tiempo que ejerce de policía, pues a día de hoy arrastra la friolera de 15 títulos en su haber; una suma considerable que demuestra el éxito que entrañan las aventuras policiales espaciadas por capítulos en cada rincón de cualquier país del mundo. Este capítulo concreto data de finales de los 90, cuando en Grecia todavía se manejaba en dracmas como moneda de cambio. A día de hoy, sería interesante comprobar cómo trata Márkaris la posterior hostia económica de Grecia, como epicentro de una quiebra descomunal en Europa, a través de su famoso comisario.

Defensa cerrada arranca en período estival, con la habitual elección de escoger estos meses veraniegos para dedicarnos a la voluptuosidad del ocio. El protagonista se encuentra de visita familiar en una de la múltiples islas griegas que dominan el mediterráneo, hasta que un fuerte seísmo viene a desequilibrar la tranquila vida de los isleños. Gracias a estos temblores, la tierra devuelve de su escondite un cadáver que a todas luces muestra que ha sufrido una muerte violenta. Conocida la presencia de Jaritos, las autoridades locales acuden en su ayuda mientras éste inicia las primeras investigaciones, hasta que finalmente llegar a hacerse con el cuerpo para su posterior traslado a Atenas. Un bonito recuerdo de su paso por la isla, en lugar de llevarse el típico imán destinado a la nevera. Como la acumulación de tareas, pues a su vuelta, le endosan el asesinato de Dinos Kustas: un importante empresario del ocio nocturno griego. El verdadero motor de la novela.

Uno de los grandes aciertos del libro, es la postura realista que adopta el autor a la hora de afrontar el burocrático proceso de iniciar una investigación policial. Una opción que contrasta con la encasillada idea cinematográfica sobre policías sabiondos o con diversos problemas paralelos a su vida profesional. Sin embargo, el bueno de Jaritos destaca por una obstinada profesionalidad de no dar nada por sentado y ponerse a investigar cualquier resquicio que le permita avanzar en el largo proceso de dar, en ocasiones, pasos falsos, mientras que en otras, logra abrir nuevos hilos a los que seguir la pista hacia el camino correcto. A toda esta fase le acompaña una pesada sensación de lentitud que el autor agrava con los continuos atascos que se dan en Atenas. Porque como buen poli de ciudad, el protagonista recorre las atestadas calles griegas entre las habituales descripciones del paisanaje que componían la sociedad griega de finales de milenio y que seguramente, estén agravadas a día de hoy. Huelgas y continuas protestas de trabajadores de diversa índole. Al menos queda la habitual costumbre deslenguada del héroe de la función, un pequeño desahogo para ensalzar la jocosidad que esconde la apariencia del funcionario gris que suele plantear en voz alta lo que pasa por su cabeza. En paralelo, sobrelleva otro tipo de batalla más doméstica con su esposa Adriani. La mujer con la que comparte matrimonio desde tiempos pretéritos y cuyos desencuentros, amenizan una entretenida rutina de pararse a observar quién gana cualquier disputa hogareña.

Todas las mujeres hacemos lo mismo. Si te contara lo que hice yo para engatusarte...
Freno el coche y la miro. Me dirige una sonrisa triunfal. Estoy a punto de preguntar qué hizo, pero cambio de opinión. Mejor no saberlo.

Adriani vs Kostas
 
La investigación de los asesinatos, que a fin de cuentas termina siendo la gracia de este tipo de novelas, avanzan en una constante lentitud de atar cabos donde existe cierto contraste entre los aciertos, con algunos giros bastante bien apañados que ayudan a incentivar la lectura, frente a la lógica realidad de incluir algunas pistas falsas que demuestran cierta realidad cuando Jaritos llega hasta cometer errores, algo habitual en el genero humano. A pesar de esta supuesta letanía, Márkaris logra captar la atención del lector con la hábil mezcla de la investigación con los pequeños descansos que otorga la vida cotidiana de los personajes.


Defensa cerrada
Petrós Márkaris
Ed. B. 2006

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