27 de diciembre de 2017

Cómo conocí a vuestra madre T9

Por fin concluí el visionado completo de Como conocí a vuestra madre. Una comedia que logró cierta relevancia y que ocupará una pequeña cuota en la historia de la televisión. El desenlace se dio alrededor de 2014, con cierto interés por ver como se resolvía el encuentro de la madre más buscada desde los tiempos de Marco y el mono Amedio. Para entonces sé que hubo cierto revuelo, como suelen darse en estos casos que termina una serie tan longeva. Una parte de la audiencia cuestionaba la conclusión final, gracias a la amplificación que suponen las denominadas redes sociales. El nuevo poder de influencia para medir los diversos gustos del público. Recién visto y con la lejanía de un traidor spoiler en la memoria, creo que los guionistas dieron en el clavo. No hay mejor receta que la provocación para que hablen de uno, y ya que la serie iba a despedirse, pues nada mejor que una vuelta de tuerca para que los espectadores tengan con qué entretenerse unos pocos días más, como un ligero eco que termina por difuminarse. 

Ted encuentra finalmente a la madre de sus hijos - 20th Century Fox Television
En la temporada de despedida,  los creadores han intentado irse con lo mejor del repertorio a través de una pequeña cuenta atrás a lo largo de 22 episodios. Porque los dos últimos son simplemente un epílogo de las legendarias aventuras del quinteto protagonista. Y como sucede con la literatura, esa síntesis final sirve para abreviar el destino de los personajes protagonistas más allá del escenario propuesto en la resolución de la obra.

La novena temporada abandona, casi al completo, la ciudad de Nueva York por el idílico escenario de FarmHampton Inn. Un pequeño rincón donde va a celebrarse el enlace entre Barney y Robin. Es en éste lugar donde se acumulan las aventuras de los sucesivos capítulos, todos ellos agrupados en un único fin de semana bastante bien aprovechado. La llegada en tropel de los diversos invitados, sirve para exponer diferentes tramas a resolver en otros tantos capítulos sueltos. Y además constituyen un sentido homenaje a los secundarios, esas figuras tan necesarias que ayudan enormemente al crecimiento de cualquier producto con sus leves pero importantes apariciones. Capítulo tras capítulo aparecen en escena una buena colecta de todos ellos, familiares, exparejas, amigos,... Un bonito recorrido de reconocimiento hacia quienes han participado en este proyecto con anterioridad. Obviamente a los protagonistas se les reserva partes más interesantes,  gracias sobre todo a un desarrollo más elaborado de tramas que se extienden durante varios episodios, en especial el relacionado con Marshall y Lily. Finiquitados con la habilidad suficiente para sorprender, todavía más, a sus fieles espectadores.


El futuro de Barney - 20th Century Fox Television
Una de las marcas estrellas de la ficción, los saltos en el tiempo, quedan reservadas en su mayoría para la relación de Ted con su futura esposa. En realidad son pequeñas perlas empalagosas, retazos de la vida en común de Ted y Tracy y con cierta relación con los episodios expuestos. En parte sorprende la amplia participación de Tracy en la temporada final, y el empeño de ubicarla como una figura trascendente en la vida del resto del reparto principal. Ese exagerado buen rollito choca con el aire canalla del mujeriego Barney, la supuesta seguridad de Robin y el libertinaje asociado al elevado consumo de alcohol. Seguramente sea el deslenguado Barney quien mejor la defina en su primer encuentro en una farmacia, rarita. Tal vez esa sensación edulcorada haga perder comba a una comedia que adquiere ciertos tonos dramáticos por su cercano punto final. Pero la verdad es que no suma ese aire de pureza, casi virginal frente a los desmadres del resto de la panda. En realidad bastaba con el lógico pasteleo entre ella y Ted, paraguas mediante, para que fuera la chica de sus sueños. 

Ccavm termina con una de sus palabras fetiches,... fue legendario. Personalmente prefiero quedarme con la imagen del paseillo que acompañan esas palabras. Del posterior epílogo los guionistas buscaban acomodar el futuro de sus personajes en un par de capítulos, bastante mal expuestos, donde se intenta explicar como les fue, qué hicieron y sobre todo, como terminó finalmente la persecución de Ted. Ahí si que podrían haberse ahorrado muchas cosas, demasiado serias para una serie que triunfaba sin la responsabilidad de dar el paso al mundo de los adultos. 

Ccavm T9 - 2014 
20th Century Fox Television
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Ccavm T1
Ccavm T2
Ccavm T3
Ccavm T4
Ccavm T5

Ccavm T6

Ccavm T7
Ccavm T8


7 de diciembre de 2017

Funny Girl

Suena a homenaje, casi póstumo al show televisivo. Al modelo de ver televisión fuera de las actuales plataformas digitales. O al simple pirateo del que se ha hecho gala en los últimos tiempos. Esa temática está relacionada con la novela, donde su argumento termina siendo un viaje en el tiempo para recordar viejos éxitos del pasado, dentro de la historia de la televisión británica y con la cadena pública BBC como referencia. Por supuesto sale a caballo ganador, porque el juego de la nostalgia siempre contribuye a la retroalimentación. Solo hay que ver la continua salida de programas televisivos hechos con retales del pasado. Seguramente no tenga nada que ver la enorme diferencia que existe, entre la facilona opción digital, respecto a la tensa espera semanal de poder ver un nuevo capitulo de cualquier serie de éxito. 


Un leve anuncio en Youtube de Funny Girl
En parte habría que ensalzar esa tonta espera frente a las prisas del presente y del tenerlo todo hecho. En esa demora crecían las expectativas del próximo visionado. Y algo de eso hay en la novela Funny Girl de Nick Hornby, cuya trama retrocede hasta la década de los 60 del siglo XX. Una entretenida época donde revolotean diversos movimientos sociales en el mundo occidental, mayos del 68, Vietnam y diversos booms económicos. Tiempos hippies y aperturas mentales, donde el autor intenta incidir algo de estos cambios en el libro de manera secundaria. 

El protagonismo recae en una joven llamada Barbara, quien sueña en convertirse en actriz, y curiosamente orientada hacia el ámbito humorístico. Para llevar a cabo sus planes, decide trasladarse a Londres a probar fortuna en el mundo del espectáculo. Tras unos primeros compases de presentación de personajes y ligeros vaivenes, Barbara tiene la suerte de acudir a una audición con sus guionistas favoritos de un programa radiofónico. Y de ese encuentro nace el germen central del libro, donde Barbara compartirá protagonismo con un reducido grupo de personajes ocupados en levantar una serie, desde sus cimientos hasta el triunfo que supone estrenarlo en televisión. Tal entretenimiento ofrece un amplio abanico de posibilidades gracias a los sutiles perfiles del resto de personajes. Un presumido actor que considera que su trabajo merece mayor reconocimiento, un paternal productor que se enamora de la protagonista y una dupla de guionistas tan maniáticos como interesantes.

Aparte del entretenimiento que ofrece Hornby con sus personajes, el lector acude gustoso a las diferentes tareas de levantar un proyecto audiovisual, además del atractivo gancho de participar en los puntos de inicio, las obligadas mejoras y la incidencia de terceras personas para poder llevar a cabo un simple comedia. Y ese mismo lector puede fantasear que la misma novela parece un boceto de serie de ficción. Con sus respectivos episodios.

La posterior lucha por mantener la creación de una serie televisiva expone unas características reales sobre el trabajo diario, los cambios que deben afrontarse y las lógicas negociaciones entre creadores, productores y otras cabezas pensantes. Es en esa parte donde la novela desarrolla una enorme atracción sobre todos los avatares que supone participar en un proyecto visto casi con perspectiva de making off, y como éste trabajo afecta a las vidas de sus protagonistas. Obviamente se hace hincapié en las relaciones que comparten los protagonistas, al mostrar el necesario reflejo de como el roce afecta a la vida diaria, y como la simple ficción llega a chocar con la realidad de sus vidas. Encima sobresale un notable humor que acompaña a la historia. Como si no bastara con crear una comedia de media hora de duración, el hábil Hornby nos regala diversos pasajes entrañables donde destaca cierta mala leche e ingenio que sonsacan más de una sonrisa. Memorable la parte donde el actor principal acepta el título de la citada serie. 

Otra parte a destacar son los ingeniosos diálogos de sus protagonistas. De hecho, hay tanta verborrea a lo largo del libro, que logra dotar una alegre agilidad a su lectura. Tan alegre, que puede decirse que gracias a este empuje, la novela disimula cierta caída pasado el núcleo del libro. El protagonismo de Barbara decae cuando el autor se ve obligado a desarrollar a sus secundarios, pero con tanta fuerza que éstos terminan por devorar la presencia de la protagonista. Situación que recupera en un excelente final, donde vuelve a tomar fuerza la nostalgia de los viejos éxitos del pasado. 



-Mi padre me mataría si fuera laborista -dijo Sophie-. 
Dice que ha trabajado demasiado duro para dárselo todo a los vagos y a los sindicatos.

Funny Girl
Nick Hornby
Ed Anagrama 2016