8 de abril de 2015

Amanece sobre La Peñota

Resoplo. Porque así lo exige el fuerte desnivel para llegar hasta la cima de La Peñota, formada por tres crestas. Resoplo. Porque encima llevo prisa al observar como una franja rojiza crece por el este. Resoplo. Porque Lorenzo va a ganar esta estúpida carrera y va a sobresalir por las cumbres del Guadarrama antes de que alcance el pico de mayor altura de esta montaña. Resoplo. Porque por fin logro alcanzar el tercer pico, para después recorrer cual corzo, el GR10 hacia el vértice más alto y central, llamado Pico Carpentier (1945 mts). Pero mi compañero de ruta se niega a realizar escalada sobre los grandes bloques graníticos que están aglomerados a lo largo de esta cima. De modo que toca regresar derrotado, al tercer pico de los tres que coronan esta hermosa elevación. Pero Lorenzo todavía no ha salido, y contemplo feliz como otra montaña, de sugerente nombre, ha enredado al rey Sol el tiempo suficiente para darnos el gusto de contemplar su salida. Trastos fuera y cambio de ropa incluida, pues voy chorreando por dentro. Finalmente, Lorenzo se asoma tímido tras La Maliciosa, para alumbrar un nuevo día del amplio valle del Guadarrama. Ha habido suerte, pues ya daba por perdida la excusa del madrugón y de todo el pateo anterior. 

Alumbra un poco más Lorenzo
Pateo que empezaba a horas intempestivas, tras calcular a ojo, el tiempo necesario para alcanzar una cumbre bajo la tenue luz de las estrellas. De las múltiples opciones para llegar a un mismo fin, escogí la comodidad de partir desde la pista forestal llamada como La Molinera, (Los Lomitos PR M 30) hasta la linde que separa los municipios de Los Molinos y Cercedilla. Casi horizontal este largo tramo, solo interrumpido por las sorprendidas miradas de las criaturas de la noche. Anónimas bestias que devolvían, en sus iluminadas miradas, la luz de mi ciclópeo frontal. Vete tú a saber que diantres sería uno de ellos, bicho que mantuvo fijo la mirada tanto rato que me hizo mirar mosqueado por el rabillo del ojo en más de una ocasión.

Bajo el suave perfil nocturno de La Peñota surge una fuerte curva que sortea un arroyo que sobrelleva el mismo nombre, y una cuidada fuente nutre a los caminantes con sus aguas. Desde aquí, la pista pierde bastante desnivel hasta un nuevo recodo donde el sendero PR M 30 abandona la pista para adentrarse por las faldas de la montaña. Divertido y sensual, la estrecha vereda nos llevaría hasta Cercedilla. Sin embargo el objetivo no es otro que ollar la cumbre y toca por tanto el divertido tramo de buscarse las habichuelas. En teoría hay diversos hitos que servirían de fieles guías para ascender correctamente. Pero si ya es difícil seguirlos a la luz del día, durante la noche la gracia aumenta de categoría. La valla que separa los términos municipales es un buen referente, mientras que la abultada sombra del pino llamado de San Roque, ejerce de faro orientativo para lograr alcanzar el Collado del Rey. Un verdadero oasis donde retomar el aliento para el segundo y definitivo asalto.


A esas alturas del tiempo y del monte, la llegada del amanecer aclara tanto las vistas que casi no es necesario el uso de la luz artificial para proseguir por el camino correcto. Aunque lo que se avecine sea una trocha de cabras, donde ahora si puede seguirse perfectamente las acumulaciones de piedras a lo largo de un bosquete que precede a la tan ansiada cima. Resoplo. Porque, caray¡¡ Ya llevo rato subiendo, y siento la necesidad de concluir este tonto sufrimiento. Algunos neveros se empeñan en mantenerse adheridos a una cumbre majestuosa, rocosa y fabulosa. Coronada por tres vértices que atestigua su anterior nomenclatura de Tres Picos y su parentesco con la más famosa y cercana montaña de Siete Picos. Bendita silueta la de esta montaña. Las vistas hacia la vertiente madrileña son un bello ejemplo de cadena montañosa. Casi cae a plomo sobre la llanura frente al alargado descenso del norte en el valle contrario y regado por el río Moros. Las dispersas losas que parecen surgir desde las entrañas mismas de la tierra embellecen esta agreste cima, incluso algunos interpretan diferentes parecidos, como la conocida esfinge situada en el descenso del GR10 hacia el collado de Gibraltar.


Después del merecido descanso y tras rellenar el buche, optamos por buscar nuevamente las sombras que ofrece el magnífico pinar de la Garganta de El Espinar. Desde La Peñota hasta el collado de Cerromalejo se baja por el famoso GR10, que nos llevaría hasta la siguiente cumbre, Peña del Águila. Situada ya por encima de los dos mil metros y archivada para otra ocasión. Vuelvo a resoplar, porque ya los múltiples neveros han logrado hacerme caer, recordándome que a veces es más difícil bajar que subir. Y para descender hacia el lado segoviano, hay un amplio sendero que se separa del GR10 para adentrarse en este fabuloso pinar. Mientras se pierde altura, camino en paralelo junto a un arroyo llamado Gargantilla y en donde sorprendemos a un duende del bosque refrescándose el gaznate. Finalmente la senda termina en una amplia pista forestal que rodea este extenso paraje y que parece una amplia autopista que invita a regresar al inicio de la excursión. El sol apenas logra colarse por entre el extenso ramaje cuando hago una breve parada para inspeccionar un refugio junto a esta notable calzada. Al salir, observo perplejo como un cánido grisáceo recorre tranquilamente la ladera. Supuestamente me gano la vida a través de capturar imágenes de actualidad, pero mi habitual torpeza fue incapaz de tomar una simple instantánea de ese animal que empieza a propagarse por la Sierra de Guadarrama. 


Hito atractivo
El camino inicia un leve rodeo antes de llegar a la pista cortafuegos que desciende de la Peña del Cuervo. Sin embargo unas rodadas a izquierdas, sugiere abandonar la segura pista para adentrarse en la aventura del atajo. El cortafuegos atraviesa en perfecta linea recta esta loma mientras un vallado invita a buscar un resquicio o batir algún récord de salto de altura. Finalmente Bosco y un servidor, se arrastran como viles serpientes para hallar, con algo de suerte, el inicio de una famosa senda. Diversos nombres pueden adjudicársela y dependiendo de la historia que se quiera contar. Para empezar por el principio hay que situarla en un espacio determinado, cuando se separa de la pista principal poco a poco para ganar altura. Además está señalizada por un grueso palo coronado por una cinta amarilla que indica una ruta local. Ahora viene la ristra de nombres. 

Cordel de las Campanillas, según el mapa de vías pecuarias y nomenclatura actual. Camino de Balat Humayd según la historia, pues este tramo alcanza el paso que separaba ambas Castillas cuando los musulmanes construyeron este camino para conquistar las tierras del norte. Senda del Arcipreste, pues el camino se disgrega hacia la mitad en dos direcciones. Una hasta el paso a la vertiente madrileña, mientras que la otra vereda nos lleva hasta el famoso monumento de la Peña del ArciprestePuestos a elegir en esta ruta me quedo con la senda del famoso sinvergüenza de Hita. A medio camino algún ilustre anónimo se ha currado una atractiva señalización para indicar el camino que separa el Balat Humayd de la Peña. En este punto se gira a izquierdas para continuar la ascensión hasta el vallado que separa las provincias de Madrid y de Segovia. Franqueada la valla, se llega hasta el citado monumento, visitada e incluida en este blog. La coqueta fuente de la serrana Aldara anda algo más abajo. Suspiro. Porque la ruta del día concluye nuevamente sobre la pista de La Molinera, casi seis horas después, pero con el salvaje contraste de un sol radiante frente al oscuro inicio de la madrugada.



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Albúm de fotos
Pano

Bibliografía
Camino medieval Balat Humayd
http://www.alianzaupacoag.es/2015/03/los-ganaderos-de-el-espinar-acosados-por-los-lobos/
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/20/ocio/1316515393.html

Pino de San Roque
Peña del Arcipreste de Hita

Mapa


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