29 de noviembre de 2011

El último mohicano

Hace tiempo me propuse realizar un análisis de la adaptación cinematográfica de "El último mohicano" sobre la novela de James Fenimore Cooper. Como soy un desastre, pienso que como voy a ser capaz de llevar a cabo tal propósito si la lectura de la novela fue a mediados de 2010 y la revisión peliculera en este agonizante 2011. Apelo únicamente a mi maleable memoria para reconocer y comparar la libre adaptación llevada a cabo por Michael Mann sobre una novela que contiene ademas hechos con base histórica. El más significativo es la batalla y la entrega del fuerte William Henry a las tropas francesas lideradas por Montcalm por parte del coronel inglés Munro (George Monro). El resto se presupone que es obra y gracia de la imaginación del autor que propone a Munro como padre de las hermanas protagonistas de la historia. El filme comparte con la novela una estructura similar, introduciendo los elementos principales en diverso orden. El asalto hurón a una expedición inglesa es el punto de partida hacia la aventura en ambos formatos.

/Twentieth Century Fox Film
La principal diferencia del filme con la novela es la confrontación amorosa de los protagonistas Hawkeye (Daniel Day Lewis) y Cora frente al tercero en discordia, el mayor Duncan Heyward (Steven Waddingtong), pretendiente del personaje interpretado por Madeline Stowe. Este envite surge de la necesidad fílmica de condensar los mejores momentos de la novela y dotar a la trama de mayor vigor en su reducido espacio de reproducción. Nada como una historia de amor en medio de una guerra para recordarnos los sentimientos más extremos que acompañan a la humanidad desde su fundación. La guerra entre Inglaterra y Francia representa el poder destructivo del hombre. Mientras que el amor entre Cora y Hawkeye germina incluso en los sitios menos indicados para florecer, dentro del marco incomparable de la naturaleza salvaje del nuevo mundo, su deseo debe superar las continuas zancadillas para lograr la unión de los enamorados, todo ello embelesado a través de una reconocida banda sonora y convertida con el tiempo en icono popular. 

En la novela el tratamiento es distinto, el mayor desarrollo de la historia permite buscar un único enemigo común, Magua, el explorador/hurón que traiciona a la expedición inglesa que escolta a las hijas de Munro. Mientras que el mayor Duncan es un esforzado militar que sumará fuerzas junto a los tramperos que les rescatan en primera instancia Hawkeye, Uncas y Chingachgook. El atisbo amoroso se concentra en la hermana, Alice, pretendida por el oficial de su majestad, manteniendo en ambos casos la fuerza y determinación de Cora frente a la jovialidad y dulzura de la menor de las hijas de Munro. En la cinta de Mann se elimina al personaje cómico de la novela, el profesor de canto David Gamut, tan necesario cuando las letras deambulan en parajes inhospitos y la acumulación de aventuras necesitan del contrapunto humorístico que libere en cierta forma la seriedad de la narración. Tanto el final de la novela como de la película contiene esperanza y crueldad a partes iguales, justificando el elevado precio que se abona cuando se transita por territorio hostil y el depredador humano anda cerca.
JF Cooper
Sin duda el personaje de Hawkeye es un regalo para cualquier actor, Day Lewis cumple sobradamente con la función y el aspecto del experto explorador. Lo malo, no sé de donde he sacado esta manía de poner peros a todo, es que la inclusión amorosa que suma fuerza al relato fílmico, resta en este caso al personaje principal. La interesante personalidad del muchacho criado por salvajes mohicanos en un entorno y unas costumbres, se diluye en cuanto aflora un sentimiento más profundo, visto desde una perspectiva europea o civilizada.  En el libreto de JF Cooper, Hawkeye está tan seguro de lo que hace, que no para de impartir lecciones, llega incluso a darnos la sensación de que es un bocazas que con razón se ha ganado cierto motes entre los indígenas, Rifle largo o Killdeer. Sin embargo en la cinta, Mann favorece el conjunto de la obra que a esté único personaje.

Nunca me ha gustado discernir si se quiere más a papá o a mamá, al menos en este caso, ya que la película no es ningún hijo bastardo. El ultimo mohicano es una entretenida cinta dirigida por la eficiente mirada de Michael Mann, de lo mejorcito de este interesante director que acumula una más que interesante filmografía. La novela debe ser la mejor obra de J.F. Cooper, autor menor en cierta medida por la crítica de su época que atesora un buen número de obras con temática similar. El choque de fronteras entre colonos e indígenas. No estaría de más aumentar el conocimiento de los libros de este escritor, más allá de "El último mohicano" para hacerse con una idea propia.

El último mohicano
James Fenimore Cooper

4 de noviembre de 2011

El asesino del hielo

En alguna ocasión he mencionado que las novelas catalogadas como best seller no están dentro de mis preferencias personales. De todos modos reconozco que en la variedad está el gusto y que, de vez en cuando, es necesario romper mis propios esquemas, o más correctamente mis prejuicios personales. El asesino del hielo de Jay Bonansinga versa sobre la relación entre una momia del neolítico, hallada en las heladas cumbres de Alaska, con una serie de crímenes cometidos por un asesino y que tiene en jaque al FBI. Tras esta interesante premisa, la novela recurre al tópico del genial investigador como protagonista, Ulysses Grove, que se encuentra atascado en el caso y con el atenuante pasado de la perdida de la mujer amada. La necesaria versión femenina, en este tipo de tramas, se centra en la periodista Maura County, quien pondrá al héroe sobre la pista de la momia y éste hallará la conexión existente con el asesino en serie.

Después del oleaje de estereotipos de Bonansinga, escritor y guionista, es capaz de sorprender en el proceso de investigación al incluir un (desde este momento destrozo el supuesto interés de la novela) elemento de género fantástico que llega a coquetear con el despróposito al no terminar de enjugar la historia correctamente. El autor se arriesga demasido al mezclar ambos géneros y no termina de cuadrarlos del todo, en algunos tramos pierde credibilidad, a pesar de la buena escritura del americano, más cercano a una trama cinematográfica con un estilo directo que al desarrollado estilo de la narrativa. El asesino del hielo es entretenida, ligera y dispensada como best seller, aunque en mi opinión tiene el frágil parentesco del desviado producto de usar y tirar.

Para destripar aun más la novela, he de decir que la presentación y el primer tercio colman las expectativas necesarias para este tipo de obras, gracias a la inquietante similitud de los asesinatos y la muerte momificada del hombre del neolítico. El autor se toma cierto tiempo en presentar los mimbres del caso y a los personajes, pero la posterior investigación se torna entre lo sencillo y la necesidad de encauzar la resolución de la trama tan rapido, que apenas atan cabos porque no se necesitan, ya que los inspectores desentrañan rápidamente la conexión con el supuesto asesino. Esta velocidad aparta la frescura inicial y despeja de manera drástica los entresijos de encajar piezas, al autor no le interesa extender las pesquisas y pone rumbo directo a la acción, al cinematográfico estilo de que ocurra algo en cada secuencia. Para ello nos ofrece un extensivo primer enfrentaminento entre el protagonista y su enemigo, un encuentro que narra pocas cosas y que se alarga en exceso.

Después de la intensa lucha, la novela decae hacia el necesario tránsito que debe realizarse hacia la resolución final. El héroe debe cerrar las heridas del pasado antes del interesante, bastante en este caso, conclusión final. Porque ahora sí, la novela se transforma todavia más en un espejo fílmico. El enfrentamiento final, entre el protagonista y su antagonista, se desarrolla en el escenario idílico de las montañas de Alaska, cerrando un presumible círculo con la momia originaria. Pero todo puede estropearse, sinceramente me sobra el epílogo, no le encuentro mayor atractivo que el malintencionado hecho de querer mantener una ventana abierta. La posibilidad de darle continuidad, (en EEUU creo que se ha editado ya la supuesta continuación), a una historia que se piensa puede dar más de sí, pero si no se ha aprovechado en este libreto apenas quedan excusas para retrasar el origen, la intención o el fin último de este espiritu maligno que no sean los intereses puramente comerciales.   
 
El asesino del hielo
Jay Bonansinga. 
Ed DeBols!llo