Adormilado y asustadizo por la inesperada visita de sus futuros padres adoptivos, el cachorro empezó a sumar en ese instante, una serie de motes que se ha ido ganando con el paso del tiempo, poco espabilado, ladrón, bosqui, peque, tambor....del mismo modo que ha ido conquistando nuestros corazones.
Nunca antes había tenido un perro a mi cargo. De hecho la única mascota fue un gato. De chico me encontré a dos gatitos abandonados a los que intenté ocultar en casa de mis padres, lógicamente los maullidos los delataron y uno de ellos se convirtió en mi primera mascota, Pity. Del otro felino nunca más se supo, aunque me la intentaron colar con eso de "se lo hemos dado a mengano". Pero de perros nada, es más, ahora me viene a la memoria el pánico que les tenía siendo aun más pequeño. Cuando los perros de los vecinos me acobardaban, ladraban y robaban la merienda que inútilmente llevaba en la mano. A día de hoy mi parecer cambió hace tiempo y la llegada de Bosco ha supuesto una alegría solo comparable a la responsabilidad de intentar educar al perro de la mejor manera posible. En ello andamos, educando a nuestro primer cachorro !Bosco, siéntate!
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