15 de noviembre de 2009

Una paranoia de domingo

Mientras leía el diario gratuito 20 minutos, el pasado jueves 12 de noviembre de 2009, vi que había un sorteo de una bicicleta Orbea con muy buena pinta, y tras cavilar en mi mente, me decidí, un buen domingo por la tarde, dar respuesta a la pregunta del concurso relacionado con la película catastrofista de 2012. He aquí mi respuesta personal a la pregunta.

¿A dónde irías antes de que llegue el fin del mundo?

Interesante pregunta ante el estreno de la película de Roland Emmerich... a donde ir en este mundo repleto de lugares increíbles y por mucho tiempo y dinero que tengamos no podríamos conocer seguramente en su totalidad. Me paro un par de minutos y pienso a donde ir, a mi cabeza me vienen lugares tan conocidos como Nueva York, Egipto, Tokio, la Antártida Cuando se lo comento a mi compañera de trabajo me contesta que ella se iría a Tenerife, ella es oriunda de allí y la familia y la tierra tira. Me vuelvo a plantear la pregunta mientras releo la promoción y la bicicleta. Me lo planteo de otro modo, a donde iría con esa bicicleta. Vuelvo a elevar la vista hacia el techo y se me ocurre recorrer el Atlas, Siberia, Alaska... no sé, no me decido como plantear la respuesta. Tal vez debería dejarme de lugares exóticos y simplemente disfrutar del Camino del Ingeniero, un increíble sendero de 12 Kms entre los municipio de El Espinar y San Rafael, lo mejor que se puede hace con una bicicleta en la Sierra del Guadarrama.


Pero se trata del fin del mundo, y no es plan de irme solo con la bici, necesito algo más emocional y un lugar especial. Creo que nunca llegaré a practicar el turismo espacial, sería curioso salir de la esfera terrestre y perder la vista en el oscuro espacio, iluminado por miles de puntos blancos vete tú a saber donde... sigo sin decidirme, acudo a Dios (Google), el que sabe todas las repuestas para preguntarle por "el mejor lugar del mundo", con 23.200.000 resultados me sale una web http://www.elmejorlugardelmundo.com/ y que curioso que el mejor lugar del mundo es un LIBRO, una novela se encierra en esa web donde incluye un buen marketing, a mi entender, con banda sonora y trailer. Esta circunstancia me da una pequeña idea relacionada con mi propia existencia, pero antes vuelvo a Google para preguntar "donde esta el fin del mundo", 8.160.000 resultados. La primera opción me sale este enlace http://webalia.com/adivinanzas/donde-en-el-fin-del-mundo/gmx-niv87-con8229.htm donde se plantea una especie de adivinanza a través de una fotografía, nada interesante la verdad, una carretera y nieve, Ushuaia, Tierra de Fuego, conocido por todos. El segundo enlace http://biboz.net/comunidad/donde-esta-fin-de-mundo-26319/ que me propone Google es un foro donde se plantea esta pregunta sin ninguna respuesta. Comor???

Mapa para ubicar la isla
Que decepción Google. Será mejor centrarme en los clásicos, como Finisterre, el clásico fin del mundo de la tierra conocida, antaña tierra donde Decimo Junio Bruto contempló con horror, como el astro Sol se hundía en el océano para desaparecer. Gracias a la Wikipedia descubro que existen tres Finisterres (España, Gran Bretaña y Francia) en Europa mientras que fuera de este continente también se denominaba al fin del mundo a Madagascar, su nombre viene del lenguaje de la isla Malgache: Madagasikara, se deriva del proto-Malgache "Fin de la Tierra". Y como no, la Tierra de Fuego entre Argentina y Chile, en el articulo de la wikipedia hace mención a la influencia que hizo esta zona sobre autores como Julio Verne. Blanco y en botella, como un buen Jedi, el círculo se ha cerrado.

Soy un intermitente lector al que no le gustan demasiado los libros de éxito, nada de Dan Brown ni Milleniums ni leches, literatura sin más y nada mejor que recuperar a los clásicos. Actualmente me estoy leyendo Los hijos del capitán Grant de Julio Verne y mira tú por donde que en la novela los protagonistas pasan por un lugar
desconocido para mí, la isla de Tristan Da Cunha. El lugar habitado más remoto del planeta en medio del Atlántico Sur, sus vecinos más cercanos están a 2334 km, la isla de Santa Elena al Norte y a 2778 km de Ciudad del Cabo al Este. Este sí que es el culo del mundo, con perdón. Ya tengo respuesta a la pregunta, Tristan Da Cunha es la escogida, ahora solo tengo que investigar como es ese sitio y como llegar.

La isla esta habitada por menos de 300 personas, una gran familia imagino, con un volcán de más de 2 mil metros de altura y enormes acantilados. La capital es Edimburgo de los Siete Mares y carece de aeropuerto, así que será difícil llegar. Busco información en su web original http://www.tristandc.com/visitsships.php, parece complicado y caro alcanzar el fin del mundo, a lo mejor se acababa antes de yo llegará pero veo que puedo embarcar en Tenerife en un barco de la Royal Mail Ship St Helena que me podría servir. Incluso desde Ciudad del Cabo parten también barcos hasta la isla.
La isla
Una vez en la isla, supongo que me uniría a la media de sus habitantes de consumir un litro de whisky a la semana, ascendería al volcán, observaría a los pingüinos con penachos que hay en la isla, cosas personales con mi pareja, bañarme en el mar... y en el momento del fin del mundo intentaría guardar en una capsula del tiempo una serie de fotografías y cualquier cosa que se me ocurriese con la esperanza de que la capsula perdurase, para que algún día, en el futuro, los supervivientes de la catástrofe, una nueva evolución o seres venidos de donde sea, pudieran ver como era este bello lugar que sus antiguos habitantes llamaban con cariño, Tierra.

pd. Como me ha tomado un tiempecito aprovecho para publicarlo en mi blog, http://eldiaquemehicemayor.blogspot.com/ así lo relleno ya que no suelo escribir mucho. Gracias por su atención y perdón por el tocho, me he entretenido un rato.

13 de noviembre de 2009

Quinta de la Fuente del Berro

Una de las promesas que me hice para este año era plantar un árbol. De hecho ya tenía previsto para este fin usar esquejes para acelerar el proceso lento de los arboles. Ahora que el año esta cerca de terminarse no puedo ocultar mi fracaso personal. Los escasos esquejes que he ido realizando a lo largo del año se han convertido en unas simples ramas secas e inertes. No he sido capaz de obtener ningún resultado positivo. Aun así, terco de mí, continuo intentándolo en este seco otoño apurando los últimos estertores del curioso año 2009.


Tejo


Para hacer los esquejes correctamente me guié por Dios, usease, Google. El sabelotodo buscador me remitió al foro de Infojardín, donde hallé la información del esquejado. Además aproveché para encontrar información de mi árbol predilecto, el tejo. En este punto, uno de los comentarios citaba un magnífico ejemplar en el parque de la Fuente del Berro, al lado de mi trabajo. Que casualidad, lo mismo que los fortines el destino se encargaba de dirigir mis pasos.


Un paseo por el parque de la Quinta de la Fuente del Berro.


Aprovechando una de esas tardes en las que el trabajo me suele dar un respiro, por la ausencia de trabajo, me armé de mi queridísima cámara de fotos a la caza y captura del tejo. Al parque llegué por una entrada lateral y mi entusiasmo aumento al descubrir que en realidad se trata de un parque con varias especies de arboles distintos, provisto de una pequeña libreta anoté los ejemplares y el recorrido en un burdo mapa que mi velazquiana mano dibujó.


El parque tiene una larga historia, el origen data del siglo XVII, en una finca situada junto al arroyo Abroñigal. La finca fue pasando de manos a lo largo del tiempo como espacio de divertimento y jardín botánico. Finalmente el ayuntamiento se hizo cargo de la finca en 1948.



Un poco de historia




En mi paseo personal me centro en los gigantes arbolados que pueblan este magnífico rincón de Madrid. Cedros, Secuoyas, Cipreses, Plátanos... y obvio los entresijos arquitectónicos como un palacete o los varios estanques que le dan vida al parque a través del agua. Intentó ir por orden con un buen ejemplar de Olmo, luego un par de Magnolios, Boj,... un par de vigilantes del parque que me controlan desde la distancia y un amable padre que daba un paseo con su hijo y que al verme fotografiando me pregunta por la importancia del parque. Dejando a un lado mi habitual rubor le respondo indicando los mejores ejemplares que había a la vista en ese momento. Un haya y un cedro libanés imponente. También la secuoya visible aun estando algo lejos, creo que me tomó por un estudiante de biología en lugar de un curioso que es lo que soy realmente.



Lo mejor del paseo y del parque bajo mi punto de vista fue un considerable laurel, retorcido y majestuoso, nada que ver con un arbusto, el hermoso Ginkgo de origen oriental, venerado en Japón y con un verdor fosforescente que cegaba en pleno otoño. Por ultimo, el tejo, no se equivocaba ese desconocido de infojardin, el ejemplar responde con creces a los mimos que seguramente reciba de los jardineros mostrando un porte espectacular, con un ramaje tan extenso que nada deja crecer bajo su sombra.



El tiempo pasa y mi excursión toca a su fin, el cambio de hora se hace notar en demasía y cada vez me cuesta más hacer fotografías, mi simple cámara digital no se lleva bien con la escasa luz diurna que queda. Mis últimos retratos quedan algo desenfocados. Lastima por el eucalipto rojo y el ciprés portugués, dos buenos ejemplares que volveré a visitar en breve. Todavía tengo tiempo que perder en este parque, simplemente bonito.


Album Quinta de la Fuente del Berro